Puno, en los rostros rebeldes de quechuas y aimaras, está la clara expresión el frio gélido del Ande que marca sus rostros y no da lugar a una sonrisa, también reflejan la desnutrición que castigó con crueldad el desarrollo de sus mentes o capacidad de entender y mirar el futuro que pareciera que prefieren no mirar, por esta razón es que no quieren saber nada de nada, prefieren en su alma desolada vivir y morir abrigándose solo entre ellos.
El racismo ha hecho de ellos desconfiados y rebeldes, la culpa es de nosotros que los hemos abandonado, regalándoles ropa que no nos sirve y que tampoco a ellos les sirve, porque ellos necesitan ropa térmica para luchar contra un frio gélido bajo cero, cosa que nosotros no conocemos y que por esta razón aún no los comprendemos, por eso es difícil entablar una mesa de diálogo con ellos.
Y qué hay de la democracia, sistema que solo favorece a la casta del poder de los gobiernos de turno y olvidan a quienes o por quienes están en esta posesión, tremendo castigo a la confianza que depositaron en las ánforas, pues entonces, hay que trabajar en este sentido, SI a la inclusión y NO al racismo. HUMALA tiene la palabra.
FJT.